Apoyar la producción de alimentos inocuos, nutritivos y suficientes que aporten a la meta de reducir el hambre en el mundo es tan solo uno de los beneficios de esta estrategia de agricultura sostenible.
Por: María Helena Latorre,
Directora Cámara Procultivos de la ANDI
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) son 17 metas puntuales que los líderes mundiales se plantearon en septiembre de 2015, con el fin de erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos para 2030.
El segundo de los ODS se llama ‘Hambre cero’ y tiene como objetivo crear un mundo libre de hambre para 2030. “La seguridad alimentaria requiere un enfoque pluridimensional: desde la protección social para salvaguardar alimentos inocuos y nutritivos, especialmente para los niños, hasta la transformación de los sistemas alimentarios para lograr un mundo más inclusivo y sostenible”, señala la Organización de las Naciones Unidas en la página web que alberga la descripción de los ODS.
En ese sentido, el Manejo Integrado de Cultivos (MIC) surge como una herramienta que aporta a la consecución de este ODS. ¿Y cómo lo hace? Para responder esta pregunta hay que comenzar por explicar qué es el MIC: es una estrategia holística que actúa directamente en las fincas de los agricultores con exámenes para diagnosticar la nutrición del suelo y las plantas, así como la presencia y la afectación de plagas, enfermedades o malezas para combinar las herramientas de protección y nutrición de cultivos según las singularidades de cada cultivo.
Desde 2017, la cámara Procultivos de la ANDI ha acompañado a los productores del campo —principalmente a pequeños y medianos agricultores— en la implementación del MIC. Hoy, con orgullo podemos constatar aumentos en las cosechas de entre 27 y 120 %, un indicador que sin lugar a duda aportar a la meta de ‘Hambre cero’ pactada dentro de los ODS.
En Procultivos también hemos podido constatar en campo que el MIC representa en una reducción en costo para los agricultores de entre 15 y 23 %, dependiendo de su cultivo y ubicación geográfica. Esto se traduce en mayores beneficios económicos y bienestar para las comunidades agrícolas.
Este es un logro no menor, ya que impacta de manera positiva los siguientes ODS: fin de la pobreza (# 1), trabajo decente y crecimiento económico (# 8) y reducción de las desigualdades (# 10). Para pequeños y medianos productores el MIC es una estrategia clave porque cambia la suerte de sus cultivos y por ende de sus cosechas.
Por último, pero no por eso menos importante, cabe señalar que el uso responsable de los recursos que promueve el MIC —y que se refuerzan según las realidades de cada cultivo y productor agrícolas— permite que esta estrategia apoye los ODS emparentados con el cuidado del planeta, como lo son: la producción y el consumo responsable (# 12), la acción por el clima (# 13) y la protección de la vida de ecosistemas terrestres (# 15).
En suma, el MIC es una estrategia holística que proporciona beneficios evidentes no solo para los agricultores y sus comunidades, sino para la sociedad en general y, por supuesto, para el cuidado del planeta. Desde Procultivos ANDI estamos convencidos de que su masificación aportará a los objetivos ya mencionados, pero también a la generación de conciencia sobre la sostenibilidad de nuestro planeta.