Consumidores deben superar el miedo a la ciencia y a la
tecnología aplicadas en la agricultura
Aquí algunas de las reflexiones planteadas:
Conferencia: Brasil, informando correctamente sobre el uso y los riesgos de los defensivos agrícolas, Júlio Caio Carbonari, Profesor de la Universidad Estatal Paulista, UNESP/Botucatu
- Brasil no sólo produce más cosechas por hectárea, sino que aprovecha mejor el área, sólo destina para cultivos el 8% de su territorio. Tenemos una agricultura que es modelo de sostenibilidad.
- Brasil hace un uso absolutamente racional de los defensivos agrícolas.
- En 2013 y 2017 el uso de defensivos agrícolas se redujo un 12,5%. No es verdad que el consumo aumente año tras año.
- De acuerdo con el uso de defensivos por unidad de área, Brasil ocupa la séptima posición, por tonelada producida, ocupa el noveno lugar a nivel mundial.
- La legislación actual de defensivos en Brasil es de 1989, es anterior a la biotecnología, a la nanotecnología, a la agricultura digital y a la revolución científica que hemos vivido en los últimos 30 años. No incorpora la evaluación de riesgo adoptada por varios países. Es necesario modernizarla.
- En Brasil hay 32 ingredientes activos en espera de ser aprobados por las autoridades, estos productos ya están en los mercados de Estados Unidos, Canadá, Japón, UE, Austria y Argentina.
- En los últimos 20 años observamos un aumento considerable de programas que permiten evaluar los alimentos, lo que debería aumentar la confianza de la sociedad. La academia, los organismos internacionales, las industrias y los supermercados tienen sus formas de evaluar los residuos químicos.
- Las sustancias con mayor toxicidad son muy estudiadas por la academia, los científicos, investigadores, agencias de reguladores y existen índices o parámetros para establecer la seguridad de un producto.
- La evaluación del riesgo está hecha científicamente. La gestión del riesgo es adecuada, nuestro mayor problema está en la comunicación del riesgo. Hay una dificultad para que la sociedad entienda que tenemos mejores alimentos que hace 30 años, contamos con datos que lo demuestran.
- La industria de agroquímicos invierte cada año $7.300 millones de dólares en investigación y desarrollo en nuevas tecnologías. Brindando una caja de herramientas al agricultor para que pueda proteger sus cultivos de manera eficiente y sostenible.
- Todos los avances tecnológicos se traducen en mayor productividad, efectividad, menor toxicidad y menores dosis.
- El uso correcto de plaguicidas es una responsabilidad compartida con el gobierno, la industria, los distribuidores, los agricultores, la sociedad civil y los consumidores.
- Desde Galileo hace 350 años la sociedad ha mostrado miedo y resistencia a los avances científicos, para superar estos miedos es necesario mejorar la comunicación entre el campo y la ciudad, los públicos urbanos necesitan comprender por qué es necesaria más ciencia, más tecnología y más innovación en la agricultura.